viernes, marzo 18, 2005

Ritual en Rosario

El tiempo pasa pero los piojos no se ponen viejos. De aquellas primeras presentaciones en Morrison, en el Centro de Expresiones Contemporáneas o en el Patio de la Madera solo quedan los recuerdos y anécdotas de quienes lo vivimos. Como olvidar que el pasito de “Ay Ay Ay” (coreografía infaltable de aquel que se dice fan de la banda) surgió una noche de Morrison donde la banda tocó para poco más de 70 personas. En realidad no importa si fueron 70, 80, 100 o 150, lo realmente importante es que a 10 años de aquella presentación Los Piojos convocaron 20.000 personas en el estadio cubierto del “glorioso” Newell’s old Boys.
Como pasa con los buenos vinos, el paso del tiempo fue mejorando la calidad de la banda. Hoy ya tienen 7 discos editados y uno a punto de salir para fines de octubre. Hoy ya tienen un nombre propio y no son esa bandita de buenos aires que vienen a tocar a Rosario. Hoy son Los Piojos. Y eso lo consiguieron haciendo lo mejor que saben hacer: Rock and Roll.
Diez minutos habían pasado de las 10 de la noche del viernes cuando Andrés Ciro Martinez salió al escenario para comenzar con un show que a lo largo de 3 horas hizo gritar, bailar y -por sobretodo- disfrutar a las 9.000 personas que se habían hecho presente en el estadio cubierto de Ñuls. “Desde lejos no se ve” abrió el juego de una partida en la que se apostaba a todo o nada. Porque las dos noches fueron con una apuesta fuerte (el sabado hubo 11.000 almas). Recordar viejos clásicos, disfrutar de algunos hits y conocer futuros éxitos. Porque el nuevo material presentado en Rosario es muy alentador.
Una increíble “Spiritus” (aunque se especula que se llame “fantasma” en lo que será su próxima placa “Maquina de sangre) impactó con un comienzo con guitarras bien fuertes (tipo AC/DC ) y una armónica que cada vez que se posa sobre los labios de Ciro emana increíbles melodías reafirmando esa relación simbiótica que los une. “Al desierto” le puso ritmo a la noche y “Guadalupe” va mostrando ciertos aires de hit radial. También estuvo la conocida “Extraña Soledad” que ya se consolidó como cita inevitable en cada presentación.
Como en todo recital de la banda de el Palomar no podían faltar sus temas consagrados. Los clásicos Tan Solo, Maradó, Chac tu Chac y el infierno de Genius hicieron delirar a la multitud. También dijeron presente la distorsionada y potente Morella, el rock and roll de Taxi boy y la romántica “Ando Ganas”. Hubo variedad y por más que a veces esperamos algunos temas más que otros, la lista es inmensa y la elección siempre es respetada. Párrafo a parte para “Llevatelo” y la rejuvenecida versión de “El Farolito” que junto a la prosa magnífica y siempre vigente de “La Rubia Tarada” volvió para quedarse. Tampoco faltaron a la cita “Ruleta”, “María y Jose” y el romántico “Labios de seda”.El público aplaudía cada intervención de Ciro y escuchaba con atención los temas nuevos. Es que Rosario es así cuando presentas algo nuevo. Te mira, te escucha, te evalúa. Y después acepta o desaprueba. Pero Los Piojos ya saben de eso. Por eso su vigencia y su convocatoría cada vez que se presentan en la tierra del monumento a la bandera.
La presencia de banderas de todo el país es otra de las cosas que sorprende cada vez más en estos recitales. Desde La Quiaca hasta Comodoro Rivadavia, de Santiago del Estero hasta Villa Gobernador Galvez, pasando por Casilda, Perez y demás pueblos aledaños a Rosario todos se hicieron presentes dejando claro a través de los trapos que los piojos son -junto a la renga- las bandas más convocantes de nuestro querido Rock Nacional.
Ya no sorprende la aceptación que tienen en cada lugar que van. Ni que decir los piojosos con sus banderas de Capital y Buenos Aires que desde La Boca hasta Palomar, Ituzaingo o Bahía Blanca le hacen el aguante y acompañan a la banda que tanto les regala arriba del escenario.Las dos noches fueron una fiesta, las dos noches sonaron bien, las dos noches fueron tranquilas -no hubo ningún incidente ni fuera ni dentro del estadio- las dos noches fueron verdaderos rituales. Como debe ser. Ahora solo queda esperar la salida de “Maquina de sangre” (cuyo color será cercano al rojo) a fines de octubre, y al 20 de diciembre para la tan ansiada presentación en River. Ese será el momento más esperado por los piojosos de todos los lugares de nuestra bendita patria que seguramente colmaran el estadio Monumental de Nuñez. Ese será el premio a una banda que desde hace más de 15 años hace delirar a un país que de a poco se fue rindiendo a sus pies.

Fuente GeneracionMusicos.com

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