La Renga acaba de tocar para no más de 500 atentos argentinos (show anterior: 75 mil en River) y como si fuera una foto sobreimpresa, en el escenario de al lado largan Los Piojos (próximo show: más de 70 mil en dos Vélez) para otros 500. En medio de la lluvia y el barro, se funden en continuidad los acoples finales de "El rey de la triste felicidad" (La Renga, escenario Matarile) con los primeros arpegios de "Te diría" (Los Piojos, escenario Republicca). Chizzo, Tete y Tanque siguen en el escenario tirando púas y abrazos a los de abajo, que deliran y lloran, mientras 50 metros a la izquierda Los Piojos inician un mini ritual: por público y duración del show, 45 minutos sin descuento.
"Acá recién estamos entrando y es lógico el lugar que nos toca. Seríamos unos necios si chapeáramos con la popularidad que tenemos a 13 mil kilómetros de distancia", explica Pocho Rocca, el manager piojoso.
Ese tándem casi simultáneo de La Renga-Los Piojos, acaso el sueño de cualquier productor argentino, no fue el primero en la historia. Alguna vez, entre fines del 91 y principios del 92 (nadie recuerda exactamente la fecha), compartieron tablas en un mítico boliche de la zona del Abasto porteño: Babilonia. "Es verdad, y fue un quilombo bárbaro", se acuerda ahora Andrés Ciro, asomándose a un backstage de intemperie & whisky en vasitos de plástico.
"Es más: después de ese día escribí, sobre una base de Micky, el tema 'Babilonia'. 'Guardia con vierja' se refiere a Javier, el dueño. Y 'Guardia la Vieja' era la dirección del lugar" . Desde entonces y hasta este sábado de viento y lluvia en España, nunca más habían compartido cartel.
LOS PIOJOS TAN LEJOS, TAN CERCA
Es el Primer Mundo, pero puede fallar. Faltan 10 minutos para que toquen Los Piojos y las guitarras no llegan. Quedaron varadas en un vuelo que los conectó desde Milán, donde tocaron para la Fundación Pupi Zanetti. De ahí se trajeron las remeras de dos jugadores del Piacenza que terminaron luciendo Andrés Ciro y el guitarrista Tavo Kupinski. Porque, sí, al final aparecieron las violas.
"Buenas tardes, Argentina. Buenas tardes, España", saluda Ciro en un orden de prioridades nada caprichoso. Aun así, se esforzará en que lo entiendan todos. Sea anunciando su electrizante versión de "Yira yira" como "un tema muy popular en nuestro país" o gesticulando con dotes de mimo muchas letras. O, en un momento donde la emoción actúa como un manifiesto de identidad, la interpretación de "Maradó".
Apenas ataron los botines a la jirafa del micrófono, Ciro dijo que el tema estaba dedicado "al héroe argentino más glorioso, en este momento tan difícil". En situaciones así, te olvidás de cualquier connotación populista. Tan lejos de casa y con tanta energía puesta al servicio de la causa, imposible evitar la emoción.
LA RENGA UN FUERTE ABRAZO
"Tete, gracias por la alegría que nos dieron". Sin ocultar los dos lagrimones, un "renguito" de 17 años que vino desde Granada localiza al bajista de La Renga entre el público y lo abraza. Una vez terminado el show, los de Mataderos se fundieron con los fans. "¿Te diste cuenta de que estos dos vasos nos costaron más de 20 pesos?", me dice, riéndose y refiriéndose a los calimochos (vino tinto + cola + limón) que nos adornan las manos. Sí, mejor no hacer la conversión. Como tampoco tiene sentido comparar los 75 mil que los vieron en River con los 500 de acá. "Es como empezar de cero. Venís, tocás, mostrás lo que hacés. Para nosotros es igual que tocar en River", dice.
El hijo del Mariscal Romero los llama para una entrevista por haberlos nombrado "la mejor banda del festival". El vaso de calimocho pasa a las manos de un fan y por ahí se van Tete y sus compañeros. Literalmente, esquivando charcos.
Fuente Suplemento S!
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